Qué decir que no se haya dicho ya. Lo que más me gusta son los monstruos es la novela gráfica con la que debutó en el mundo del cómic Emil Ferris. Consiguió publicar su obra pasados los 50 años (detrás hay una historia de superación personal que os recomiendo buscar), creo que en este caso es muy interesante que su primera novela haya tardado tanto en llegar porque es una obra muy intimista donde se pueden ver las reflexiones de una vida, gracias a la madurez que solo se consigue con la edad y la perspectiva que te dan los años.
La historia principal es compleja y está llena de matices, pero mantiene muy bien la tensión y nunca llega a desviarse del argumento principal. Los personajes están perfectamente construidos, el lector va descubriendo poco a poco la profundidad de sus sombras a través de sus secretos y sus complicadas vidas. Esta visión fragmentada y sincera de la realidad solo puede entenderse cuando es vista a través de su protagonista, una niña lobo de diez años llamada Karen, un alter ego de la propia autora.
Leer Lo que más me gusta son los monstruos es sumergirse en el cuaderno – diario de su protagonista. El lector puede llegar a percibir que, de verdad, está indagando en un objeto personal y, en cierto modo, privado. Esto se consigue a través de tres elementos clave:

El primero es el fondo con los renglones y el gusanillo del cuaderno (que se pueden observar en el margen interior del libro). La primera vez que ojeas la novela es el elementos que destaca sobre el resto por lo inusual, no son páginas blancas, se sale de la norma, para finalmente formar parte de la personalidad única de esta novela, como un elemento distintivo.
El segundo es la técnica elegida por la autora. Es una novela realizada a bolígrafo, esta decisión es brillante, es un material sencillo y económico, todos teníamos bolígrafos en nuestro estuche del colegio y todos hemos pintarrajeado nuestros cuadernos de clase, con esta idea sigue reforzando la idea de diario personal. En este caso, en mi opinión, el boli azul destaca sobre el resto de colores, además de ser el más común refuerza el tono misterioso y pesimista de esta historia. A pesar de ser un material sencillo Emil muestra una gran maestría en sus ilustraciones. Son realmente bellas y complejas, llenas de tramas para crear el volumen y variedad de tonos (en una entrevista dice que podía tardar hasta tres días en completar una doble página). De hecho, cuando mezcla otros colores consigue destacar el elemento que desea, creando un foco de atención donde el lector puede perderse en la profundidad de su dibujo.


El tercero es la disposición de las «viñetas», lo entrecomillo porque en verdad no hay viñetas, no hay una distribución clásica o unos contornos que definan una estructura. Aún así el lector va a moverse por las páginas sin dificultad, pero al disponerlo de una manera más orgánica y libre las páginas se asemejan mucho más a los dibujos que puede realizar cualquier adolescente, donde existe una especie de horror vacui y se llena el blanco de la hoja de información. En toda esta distribución tenemos que destacar las páginas completas donde aparecen las portadas de las revistas pulp de terror que tanto de gustan a Karen, es un respiro para el lector dentro de la historia, sigue siendo el cuaderno de una niña donde dibujar las cosas que le atraen. Si pensáramos en una estructura más clásica de novela podría tratarse de unos falsos inicios de capítulo. Por otro lado, no quiero pasar por alto las páginas donde se incluyen elementos externos, otros recortes de papel que suelen aparecen acompañados de un clip, fiso o lo que sea, donde encontramos otra lectura dentro de la página principal.

Lo que más me gustan son los monstruos es una obra donde el guión, los personajes, la estética y, en definitiva, todos los elementos se sustentan para construir una de las novelas gráficas más relevantes e influyentes de los últimos años.
En España esta novela gráfica fue publicada por la editorial Reservoir Books en 2018. La producción editorial de esta obra es asombrosa, por el cuidado con el que se ha llevado a cabo en todo momento su edición para respetar y reproducir perfectamente todos estos elementos. Además tiene un detalle que me parece exquisito, las contracubiertas aparecen con algunos dibujos sueltos en un espacio en blanco, quién no ha hecho esto en su libro de matemáticas, con esto quiero decir que están todos los detalles cuidados.
La novela tiene un tamaño considerable: 26,5 cm de alto por 21,5 cm ancho y un lomo de 3 cm de profundidad. Esta obra no podría haberse hecho en otro formato porque el lector necesita ese espacio para poder disfrutar las páginas y las ilustraciones, las cuales aparecen repletas hasta los márgenes.

A todos los que nos ha gustado esta novela estamos impacientes por leer la segunda parte, ya disponible para los que se sienten cómodos con el inglés.
Un artículo que está bastante completo si queréis seguir leyendo: Xakata, el cómic del año tiene 700 páginas y está hecho con Bic.
Os dejo por aquí un enlace a otro artículo: Crítica Mondo Sonoro
Un enlace que os recomiendo ver después de leer la novela: Emil Ferris | Diálogo con Sabina Urraca
El enlace a la novela para pedirla en vuestra librería favorita: Lo que más me gustan son los monstruos